13 de mayo de 2008

En cualquier ciudad como en Barcelona…

Quizá hubo una vez…

¿Quién no ha vuelto nunca la vista atrás para echarle un ojo al pasado?¿Ni que fuera en un momentito de debilidad o añoranza?

Hace poco yo volví a mi pasado. Necesitaba hacerlo porque desde hace mucho tiempo él me debía aquella respuesta …¿mi pregunta?¿realmente cualquier tiempo pasado fue mejor?

Y mientras subía las escaleras del pasado, mi cabeza no dejaba de preguntarse si todo seguiría igual ¿Estaría allí la gente de mi pasado?¿Me seguirían esperando tal y como prometieron?¿Habría un lugar para mí en aquel presente?

Solo tuve que abrir la puerta para darme cuenta de lo mucho que me gustaba aquel pasado. Todo seguía más o menos donde lo dejé, las risas, la novedad, el saber del riesgo y rendirse a la irresponsabilidad. Ahora sé que vivía en el mundo de los necios pero me gustaba. Me gustaba mucho.

Hay pasados pluscuamperfectos, condicionales, compuestos y sé que el mío nunca fue perfecto pero era mío y en él nunca hubo cabida al si hubiera o hubiese.

Cuando cerré la puerta del pasado prometiéndole dejarle volver a mi presente, me di cuenta de que nunca sabré si fue mejor que el ahora ¿pero sabéis que? Ya se lo preguntaré mañana.

5 de mayo de 2008

En cualquier ciudad como en Barcelona…

La gallina, la puta y la desaparecida…. Historias cotidianas para una vida mejor

Muchas veces a lo largo de nuestra más o menos cuantiosa vida, el destino y el vaivén de los días nos enseñan queramos o no, las múltiples caras de aquellos que en algún momento dejaron de ser desconocidos.

Puede que pasen años hasta darte cuenta de quién es realmente quién te rodea pero tarde o temprano aparece. Y si bien puedes aferrarte a la hermosa visión del pasado y convertirte en prostituta de tus recuerdos, la experiencia y la cruda realidad me han enseñado a superar con cierto desaire la decepción. Al fin y al cabo nadie es imprescindible y si se tiene la suficiente sangre fría, aquella persona puede desaparecer de tus sentimientos de la misma manera que entró, convirtiéndose para tu tranquilidad en un desconocido. La vida se simplifica sin implicación, las cobardías ajenas se vuelven argumentos para tu olvido y aquello que un día creíste tuyo vuelve a ser de otros… que descanso.

Sólo es cuando te encuentras frente a esa realidad más absoluta cuando el egoísmo vuelve al lugar del que nunca debió salir, tus intereses. Tu altruismo vale su peso en oro, al igual que tus esfuerzos.

La visión se te aclara, tus pulmones vuelven a respirar y tus hombros dejan de sostener aquella responsabilidad que, estúpidamente, tú sólo te cargaste.

Sabia es la mujer que me dijo que a las cosas hay que darles la importancia que merecen. Si atiendes a los gallinas como lo que son, aprendes a devolverles la sonrisa a las putas y te conviertes y conviertes a los indeseables en desaparecidos… ¿Quién dijo que la vida no es bella?