19 de junio de 2008

En cualquier ciudad como en Barcelona…

… Under my skin


Un sueño que siempre tuve desde que era pequeña era que algún día me tatuaría una sirena en el tobillo. Después de pasarme 17 años soñando lo conseguí, llegó el gran día, el día TATUAJE. Por lo pronto todo era perfecto: Día perfecto, humor perfecto y una sirena perfecta. Ni las 7 horas de sesión consiguieron borrarme la sonrisa porque por fin iba a cumplir un sueño. Sin embargo a esa idílica situación, al menos para mí, nunca se me había ocurrido añadirle el efecto Murphy.

Después de dos semanas de mimos y cuidados , me dijeron que mi sirena y yo compartiríamos juntas el resto de mi vida. Pero mi sirena debe tener miedo al compromiso … porque desapareció. Así sin más, se fue. Y yo que soy una chica de principios sólidos volví al estudio de tatuaje y 5 horas más tarde allí volvía a estar ella.. perfecta … hasta que volvió a desaparecer.

No me lo podía creer ¿Qué estaba pasando?¿ se puede gafar un sueño por exceso de ilusión?¿ Soy descendiente de Iron man, o peor, de la mujer biónica?¿He llegado al colmo de la expresión “A mí me resbala”?.

El caso es que reuní mi desesperación, mi sirena errante y mi mala leche y los lleve a todos de nuevo al estudio de tatuajes para que se juntaran con el millón de explicaciones que me debían y la gran solución.

Y aquí me tenéis, con otras 5 horas de pinchazos, semana y media de cuidados y la gran duda de que quizá fue demasiado osado por mi parte intentar retener a una sirena … el tiempo dirá.
En cualquier ciudad como en Barcelona…

Meter al tigre en la pecera


La igualdad entre hombres y mujeres es actualmente un derecho que nadie discute, al menos en voz alta.

El caso es que esta igualdad ha provocado que las tópicas parcelas de los géneros se hayan convertido en latifundios sentimentales donde mujeres y hombres campan con total libertad. Atrás están quedando frases como “cosas de chicas”, ”trabajos de hombres” y “los chicos no lloran”. Se acabó. Ahora nos desenvolvemos en igualdades, todos sentimentales y metrosexuales … que descaro.

La igualdad es un arma de doble filo. Es loable el esfuerzo y el trabajo que realizan millones de mujeres para conseguir “la igualdad” y para ellas todo mi respeto y gratitud. Por otro lado, me molesta que los hombres se crean con derecho a inmiscuirse en estrategias, debilidades y convicciones que eran solo nuestras, por ejemplo, cambiar a tu pareja. Tú te enamoraste de un chulín, de un niño malo o de un soso, y mientras él creía tontamente que te conquistaba, tu anotabas en tu libreta mental todas aquellas imperfecciones que con el tiempo llegarías a cambiar. Era divertido, excitante y morbosamente manipulador, pero era nuestro, era algo que hacíamos LAS MUJERES.

Bien pues con esto de la igualdad ahora resulta que son ellos los que urden planes maquiavélicos para hacerte “la mujer de sus sueños”. No me estoy refiriendo al machismo de toda la vida, no, me refiero a principios femeninos básicos: Diplomacia, tesón y la dosis justa de mala leche … un escándalo.

Mala suerte chicos. Es mi deber revelaros algo que muchas sabemos desde hace tiempo, la gente no cambia y las mujeres, menos. Así que si me permitís un consejo, no intentéis meter al tigre en la pecera sino queréis arañazos. Dicho queda.