1 de diciembre de 2006

En cualquier ciudad como en Barcelona…

¡Será una niña!

Con este bombazo y la estupefacción blanquecina de lo surrealista abofeteando mi cara de las 8 empezó mi Martes de esta semana.

Y no es que yo sea una radical anti monárquica ni nada parecido, no, pero sinceramente me da grima el comprobar que el sexo de otra doña, infanta o alteza ocupa la portada de un periódico.

Que no es por desmerecer a aquellos a los que mantenemos, pero tampoco esta el escaparate como para que la muerte de 10 personas que buscaban la libertad contra las olas quede relegada a un diminuto segundo plano de la sección “otra vez”.

Si yo me alegro por ellos, pero que queréis que os diga, que si tienen una niña perfecto, que si es niño también, que si el nuevo miembro de la familia real es un gamusino radioactivo pues también me va bien, si al fin y al cabo lo importante es que nazca sano ¿no?

Sin embargo, yo y mi surrealismo “real” de las 8 nos quedamos inmersos en un mar de dudas: ¿tenemos que seguir viendo como algo normal una democracia machista en pleno siglo XXI? ¿Cuanto me va a costar física y psicológicamente este parto real? ¿Podré soportar estoicamente y sin desfallecer los programas, avances, tertulias y especiales varios con sus comentarios, conclusiones y verdades universales?

Y podéis creerlo o no pero aquel martes, a parte de resolver la gran duda vital que todo hijo de vecino tiene sobre la reproducción de la realeza, en el mundo también ocurrieron cosas como estas:

- El primer transplante de cara ha sido un éxito
- Dos nuevas muertes en un accidente laboral en Barcelona
- Una de cada 5 europeas, maltratada

Vosotros diréis lo que queráis, pero para mí aunque algunas malas, esto son noticias aunque no vengan envueltas en glamour borboneado.

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