17 de octubre de 2006

En cualquier ciudad como en … Zarauz

Los insurrectos cerebrales

Sol, playa, surf y cuerpos masculinos paisanos de los archifamosos bomberos de Bilbao… ante tales perspectivas, un fin de semana en esta hermosa localidad vasca suena a paraíso. Sin embargo, la cruda realidad no llega más allá de unas considerables agujetas (por aquello del surf), una resaca de manual (por aquello del txacoli) y unos kilos de más cortesía de la cultura del pintxo.

Y es que no se en que momento este fin de semana surfero se me fue de las manos. Porque el objetivo estaba claro: 6 horas de coche, 20 euros en peajes y dos días de surfear sin parar… pues algo ha fallado entre el surfear y el sin parar porque mi cuerpo ha experimentado una transformación que le ha convertido en dueño y señor de todas mis intenciones. Y es que dicen por ahí, que el cerebro humano reacciona instintivamente al esfuerzo, enviando señales de escape al cuerpo para que este se mantenga en reposo: Que si tengo agujetas, que si estoy cansada, que si mi neopreno esta mojado. En conclusión que me he rendido a mis excusas cerebrales con la misma facilidad con la que me rindo a un Martini, lenta y placidamente.

¿Será que los humanos no estamos hechos para el exceso de movimiento? ¿Estamos condenados a la pasividad? ¿Estará el hombre subyugado a la contemplación?

Lo pensaré. Mientras, seguiré disfrutando de mi Zurito mientras observo a los insurrectos cerebrales, que haciendo caso omiso a la madre naturaleza, se empeñan en demostrarnos a los demás que las agujetas son una tontería y las excusas, palabras de débiles… pequeñas, eso si. Agur!!

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