9 de octubre de 2009

En cualquier ciudad como en Barcelona…

26 de Sepmtiembre

Soy una persona muy curiosa. Siempre he preguntado todo lo que no entendía y no entiendo, y si no me quedo satisfecha con la respuesta, vuelvo a preguntar. Evidentemente eso me trajo problemas en ciertos momentos de mi vida como en la catequesis, por ejemplo, pero también me ha dado buenos momentos y una buena capacidad de selección en cuanto a compañías se refiere. Personalmente considero que una persona ha alcanzado el nivel de amigo cuando deja de reírse de mis preguntas más sinceras.

Bien, hará unos días compartía con una amiga una interesante conversación en la que intentábamos encontrar que obras literarias definían nuestras vidas. Y si bien grandes nombres como Madame Bovary o la Casa de Bernarda Alba salieron a escena, lo cierto es que desde que ambas cruzamos la frontera de los 30, nuestras vidas han dado un giro que nos arrastra hacia otro tipo de argumentos más propios de 4 bodas y un funeral, Pequeña Miss Sunshine o los amigos de Peter, depende del día, eso sí.

Amparadas en esta nueva temática y diestras como somos en surrealismo e imaginación, no se nos abrieron los poros al recibir una “save the date” desde el otro lado del canal. Al contrario, la unión de tópicos, típicos y ladies desembocó en un ir y venir de probables historias que nos hizo reservar una buena cantidad de memoria en nuestras cámaras esperando el gran día. El gran día llegó y no decepcionó. Cierto que no vimos tantas pamelas como esperábamos, ni llegamos a presenciar los combates a silla partida que creíamos, ni tampoco disfrutamos del marinero más “picarón” de todo el ejército de la Reina Madre, pero el evento dio mucho de sí.

Después de comprobar lo divinas que estábamos y que el gusto inglés sigue siendo una asignatura pendiente, nos dimos cuenta de que una de las gracias de acudir a una boda internacional es que en algún momento te sientes como un embajador de la ONU. Entre croqueta y pincho te encuentras a España hablando animadamente con Holanda mientras Rusia y Bélgica intercambian teléfonos y tiritas, eso sin dejar de lado al país partener, que te ofrece al Gentelman y al Holligan en bandeja de plata o en gabardina, según temporada. Y si bien nunca entenderé el objetivo cultural de hacer girar una servilleta al paso de un plato, estoy segura que jamás comprenderé porque de la parte anglosajona un “viva los novios” de toda la vida sonaba continuamente como un clamor a la guerra. Supongo que ataño tal sorpresa a mi ignorancia poliglota, pero os prometo que durante todo el evento estuve esperando que alguien gritara “a la meleeeeeeeeeeeé”.

Resignada más tarde a escuchar los últimos éxitos de los playeros 80 a intervalos rumberos y comprobar que la concepción del ritmo es tan variable como los pies que lo interpretan, no pude evitar centrar mi atención en otros aspectos más subjetivos de algo tan estigmático como es una boda. Razones para casarse hay muchas, pero la tendencia actual parece centrar su significado en erradicar a los inmigrantes amorosos que invaden tan universal terreno de forma ilegal. Conseguir “los papeles” parece ser ahora la declaración amorosa más factible y si de paso hay amor, mucho mejor. Atrás han quedado los argumentos originales y padres, hipotecados y parejas de hecho se lanzan a la practicidad del matrimonio dejando a Romeo y Julieta como un par de garrulos sensibleros que además, creían en el amor eterno… pardillos. Claro que tampoco les falta razón a aquellos que consiguen los papeles post pecado concebido ya que visto lo visto, y costando lo que cuesta, son pocos los que se arriesgan a liarla en nombre de la perpetuidad.

Afortunadamente en mi ranking de bodas el amor gana 3 a 1, incluida la mía propia que fue por amor y para siempre, que queréis que os diga, aunque la pardilla se vista de seda … . Me gusta pensar que aún somos un grupo extraño que cree en el compromiso cósmico antes que en el hipotecario, que no le vemos la práctica sino la teoría a eso de colocarse el anillo, que vivimos sin pensar pero creyendo que todo esto será eterno y sólo por eso ¡que vivan los novios! Y para los del 26 de Sepmtiembre en particular ¡a la meleeeeeé!

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